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Irene Sánchez Moreno | La savia seca | 4 febrero – 2 abril 2016

Los paisajes de Irene Sánchez Moreno (Granada, 1983) -visualmente vibrantes y cegadores- se contemplan como una tierra vedada e inaccesible. Paisajes autónomos y protagonistas, pero a la vez marcados -para bien o para mal- por la huella del ser humano. Horizontes que nos provocan una sensación bucólica pero amenazadora, esa doble Arcadia a la que se refería Erwin Panofsky. No obstante, también prevalece un deseo de reconciliación, un intento de afirmación ante una infinitud abismal e inalcanzable.

Una montaña, un tronco seco, o un cielo parcialmente cubierto, deben ser capaces de reflejar plásticamente estados –subjetivos- de conciencia. Es una experiencia del límite que postula un vasto itinerario espiritual más allá de la objetiva representación.

Asimismo, es fascinante la versatilidad, la inconsecuencia a través de las que estos paisajes pasan de las más vacuas curiosidades pintoresquistas a la pura emoción de lo sublime –Ruskin solía referirse a los Alpes como “catedrales de la tierra”-.

Como la propia Irene declara al comentar su obra:

Desde el pintoresco gusto del viajero sentimental del Grand Tour hasta la reciente transformación del paisaje en objeto de consumo estético, la valoración estética del paisaje surge de una exhibición intencionada del objeto natural anhelado como espacio ideal del imaginar. O del hacer.

La naturaleza narrativa de su obra nos enfrenta como espectadores a finales abiertos, donde contemplarnos a nosotros mismos desde un punto “elevado” e intencionadamente revelador.

Comisariada por Juan Curto

Para recibir los materiales de la exposición (nota de prensa e imágenes) contacta con nosotros en el (+34) 91 429 17 34 o en info@camaraoscura.net